domingo, 21 de septiembre de 2008

La Riada de 1957 en Valencia

LA RIADA DE 1957 MIS PROPIAS VIVENCIAS
Autor: Juan B.Viñals.(Marjaler de vora riu);
Fecha: septiembre 2008
Comentario:
PROPIAS VIVENCIAS Y OTROS TESTIMONIOS
Al rememorar tan tristes sucesos, quiero que manifestar que al alcanzar el medio siglo, los recuerdos me han acompañado vivos y reales, esa permanencia es la que me ha motivado a escribir esta rememoración, tratando de responderme a mismo las preguntas que sobre estas vivencias, ha partir de entonces me he hecho a través de mi vida. He reflexionado mucho, me he esforzado preguntándome como se pudo resurgir de aquella desdicha. Ese tiempo que, rehén en mis recuerdos, me reencuentro con imágenes claras y de un realismo inexplicable. Ahora, cuando durante los días de tan trágica riada octubre de 1857, cumpliré 80 años, me sigo sintiendo vivo en medio de los recuerdos, sin desprenderme de todo lo que ya se fue junto algunos de los seres a los que quise afectivamente..... Aun hay momentos que ahora recuerdo con nitidez los chirridos que producían los camiones cumplidamente cargados de fango. Máquinas quita barro, conducidas incansablemente por soldados que las trasladaban de un lado para otro, martillos neumáticos perforando resistentes obstáculos, sopletes abriendo brechas, o resanándolas, grúas retirando vehículos que entorpecían el paso de urgentes asistencias, gentes ennegrecidas por el mucho trabajo realizado a la intemperie, otros, militares accionaban tenazmente las palas y retiraban el lodo. Algún vecino lamentaba algo entrañable que se le habia desaparecido. Habían camiones con voluntarios que con toda ligereza repartían alimentos y ropa, lo que el tal trasiego aumentaba la algarabía creaba todavía mas barullo en nuestro confuso estado de animo. Al evocar aquellos aciagos sucesos lo hago apoyándome en los recuerdos que imperecederos permanecen en mi mente. Trato al reproducir vivencias personales, acompañar reportajes, informaciones, y crónicas que me merecen la consideración de veraces, las que opino que describen con mayor fidelidad aquellos lamentables sucesos LA NOCHE DEL DOMINGO AL LUNES Pasada más de la media noche la ciudad se habia convertido en una enorme charca, una corriente ácuea a una velocidad y un volumen de 4.500 metros cúbicos por segundo se llevaron por delante puentes, edificios, caminos, cosechas, acequias, carreteras y vehículos alas doce de la noche del domingo en el Gobierno civil, se recibieron nuevas noticias sobre la avalancha de agua del río Turia a su paso por Pedralba, en esos momentos este pueblo de la Comarca de los Serranos, registraba un aumento de cinco metros del caudal acostumbrado y por lo tanto habia invadido la población. Un recorrido por el actual Pedralba, en la calle de Acequia, frente al número 57, permanece una testimonial -cerámica- que señala la cota que alcanzaron las aguas desbordadas del Turia en la riada de 1957, señal que se cifra, en unos tres metros con veinte centímetros. Desde los primeros momentos las autoridades insistían que preferentemente se evacuaran las barriadas de Tendetes, Marchalenes, Campanar, Distrito Marítimo, Nazaret y Monteolivete. En Tendetes, el núcleo antiguo, y las casas situadas en las cotas más bajas a la vera del río al igual que en Marchalenes, en la primera arremetida quedaron inundadas. Los edificios que recibieron mayor impacto y por lo tanto los que más daños sufrieron son los que se encontraban próximos al cauce del río, concretamente el trecho de Mauro Guillén, quien tuvo que soportar los desmanes de las aguas desbordadas la “barraqueta”, y la fuente, de donde se abastecía el vecindario. El barro arrastrado con furia, alcanzó la fundición, la serrería de Vergara, el transformador de la luz, y las viviendas inmediatas. DESDICHAS Mi amigo Santiago Fernández, testigo presencial, de tan trágico suceso, me lo recuerda de la manera siguiente.- “Quiero recordar que posiblemente seria la casita-chabola nº 3, donde se consumó una de las tantas desdichas que acontecieron por Tendetes, en este caso fallecieron sus dos únicos moradores; un matrimonio bastante mayor. En la casa se encontraban solos marido y mujer. Se comentaba, que posiblemente se hallaban celebrando el acierto de un premio de las quinielas. Seguramente se trataba de un buen “pellizco” de dinero, de aquellos tiempos : a las diez de la noche, la policía avisaba con insistencia al vecindario sobre el inminente peligro que se avecinaba: pero por causas que hasta el día de hoy no tienen explicación, este matrimonio mayor, no se les vio salir de su casa, por lo tanto en la primera avalancha de barro y agua desgraciadamente perecieron ahogados”. Después de escuchar lo referido por el amigo Santiago. Recupero nuevamente y abro mi vieja carpeta en cuyas tapas dice, “Tristes recuerdos 1957”, donde se reflejan mis constantes trasiegos de viviendas siempre, estas carpetas siempre me ha acompañado, y que he procurado conservar hasta estos mismos momentos. En ella tengo guardados amarillentos recortes de periódicos, donde se hace referencia a los hechos, en esas rancias hojas, existen correcciones, que en algunos casos tacho, amplio, o puntualizo, al día de hoy esos relatos quedan como sigue. “También fue arrancado de cuajo por la tromba de agua el circunvecino pont de Fusta?, la misma suerte corrió la pasarela que comunicaba el Patronato de la Juventud Obrera (actualmente Nuevo Centro); con el barrio de “la Figuera,” Tendetes, el , Ateneo, y Campanar. La segunda crecida causó entre otras muchas inundaciones y estragos en el popular barrio del Carmen, el puente de la Exposición, desapareció bajo del agua el puente ferroviario de Nazaret. Mientras esto ocurría la avalancha cenagosa en la parte izquierda del río, alcanzaba desde los alrededores del puente de Campanar, hasta los lejanos poblados marítimos; en este último distrito, las travesías y las calles con dirección al mar, parecían un auténtico mar embravecido. El agua cubría las casas. Por aquellos tiempos en Marchalenes, las casas a lo sumo solían tener dos o tres pisos.

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